viernes, 27 de enero de 2012

De regreso de la muerte. San Lázaro me quedó corto.

Cuando di a luz a Víctor, emn el 2007, tuve un accidente por negligencia médica. La doctora Yolanda Montes, quien me atendió en el Hospital Providencia en la ciudad de El Paso, dejó partes de placenta en mi útero. A los once días de nacido mi bebé, a las tres de la mañana del día 17 de noviembre me levanté como desesperada, me dio como un tipo de ataque de hiperactividad. No podía dormir y se me ocurrió lavar los trastes. Había cocinado menudo el día anterior así que empecé a limpiar y limpiar. Terminé y me regresé a la cama. Empecé a temblar, estaba arrojando mucha sangre por la vía vaginal. Le dije a mi esposo que algo estaba mal, tenía mucho frío. No me dolía nada y le sugerí que me llevara al hospital. Levantamos a los niños y nos subimos a la camioneta. Una Explorer 2007 que acabábamos de comprar. El color beige de los asientos fue todavía cubierto por el plástico original con que estaba cubierto el día que la sacamos de la agencia. Me senté. Durante el camino iba pensando qué podía estar pasando.

Ingresé al hospital y me dijeron que mi matriz estaba sucia. Que tenía sceptisemia. Me llevaron rápidamente a la sala de cirugía donde limpiaron mi órgano maternal. La sangre no se detenía. Cuando cerraron la herida, la enfermera notó que mi vientre temblaba, la sangre no paraba y tomaron la decisión de extirparme el órgano. Mis posibilidades de ser madre otra vez terminaron esa fría madruga de noviembre. Cuando desperté fue impresionante. pensé que había muerto porque mis ojos estaban cubiertos por cinta adherible, mis manos amarradas a unas tablas o algo así. Parecía crucificada. No podía ver nada y no me poodía mover. "Ya habré  muerto?" me pregunté. Tenía un tubo adentro de mí que me permitía respirar. No oí nada, no pude ver nada. Horas, días después, no se cuanto tiempo pasó, pude ver mis manos mi cuerpo otra vez, Retiraron la cinta adhesiva de mis ojos y el tubo, pude respirar otra vez por mí misma. Mi esposo estaba ahí. Le pregunté que había pasado. Me contó la historia. Yo lloré no se porqué. Él apareció una que otra ocasión. la mayor parte del tiempo estuve sola durante 5 o 6 días. Mi familia empezó a circular. Llegó mi mamá y lloró a mi lado. Luego mis hermanas. Lloré y lloré durante muchas horas, Luego llegó mi suegro, quien me veía con mucha ternura. Mi papá, Lorenzo, mi hermano mayor y su familia; mi hermano Lalo y su esposa, los dos doctores, quienes, cuando estaba inconsciente se encargaron de explicar a mis padres qué era lo que estaba pasando y porqué estaba conectada a esos tubos. Mis hijos no podian subir a verme al cuarto o quinto piso donde me hubicaron en terapia intensiva.por ser menores de edad. Sólo los veía por la ventana.

Fue un momento extraño de mi vida. Estuve a punto de morir. El doctor me dijo que era yo muy afortunada y lo fui, creo. Pude estar con mis hijos otra vez. Mi matrimonio se fue de pique. Él no trabajaba y me sugirío un día de mi convalescencia que podíamos demandar y me dió mucho coraje "estaba pensando que con lo del desempleo y lo que ganemos de la demanda podemos vivir un tiempo" Me indingé, le grité que era un mediocre, qué como en ése momento podía estar pensando en demandas o vivir de una demanda cuando estabamos en esa situación. Yo tenía un buen trabajo, era co editora gráfica del periódico en español de la empresa periodística de ese tiempo, El Paso Times. Pero estaba incapacitada por el nacimiento del bebé y estaba ganando el 66 por ciento de mi salario. Ya teníamos mucho tiempo batallando porque a él le daban crisis de nervios constantemente y cambiaba de trabajo una y otra vez. Ya estaba muy  cansada de la situación y entré en un estado depresivo muy profundo.

Esos estados depresivos son constantes de repente mi vida no tiene sentido. Sólo un sentimiento de tristeza y amargura invade mi vida y no hay nada que lo pueda evitar. Repentinamente se va y me desposee, y mi vida se vuelve feliz el optimismo se refleja en todas las paredes, se respira en el aire, me envuelve con mi ropa, lo veo en el monitor de la computadora o en la televisión. Siempre ha sido así, pero antes no los detectaba como una enfermedad, los atribuía a algún suceso o los descargaba en quien estuviera más cerca. o, si estaba sola platicaba con el suicidio, trataba de seducirme pero las caritas de mi hijos impidieron que diera fin a esa vida sin sentido. Dice una amiga illustradora que cuando uno está deprimido es porque traes algo que quiere salir de tu mente y no logras sacarlo, es como estar embarazada y no dar a luz. Y entonces ahora me pongo a escribir y decir con estas líneas lo que me viene a la mente, tal vez tome forma de libro.

jueves, 26 de enero de 2012

Sueño 26 de enero del 2012

Estoy con mi hermana en un cuarto, con otras personas. De repente empiezo a discutir con alguien y todos me dicen que lo que yo digo no es cierto. Empezamos a discutir y luego mi hermana discute conmigo. Todos lo apoyan a ella y ella pone cara de tristeza, de que yo la ofendí o hice algo incorrecto. Y todos la tratan como compadeciendola, ella trata de consolarme pero yo la rechazo, porque a pesar de que quiere consolarme, todo el mundo está de parte de ella.

Segundo sueño.
Voy a una farmacia y voy a comprar cigarros. Luego aparece alguien que conozco pero no recuerdo su nombre. Hace referencia el vendedor a los cigarros y yo le digo que estoy de regreso al vicio.

Interpretación:
jajaja!! Tengo mucha ansiedad y quiero curarla fumando!

miércoles, 25 de enero de 2012

Sueños Enero 25 del 2012

Sueño 1: Voy en una moto con mi niño de 4 años. Manejo del lado derecho de la carretera. Llego a una avenida y frente a mí está un policía de vialidad. Lo veo y veo que una línea especifica que no la pases, yo continúo el camino reduciendo la velocidad mientras el policía viendome a los ojos saca su libreta amarilla para multarme, mientras reduzco la velocidad le digo que es sólo un poquito lo que me voy a pasar. Él me ignora y continúa sacando la libreta para multarme. Yo le digo, sólo un poquito, sólo un poco!!! y me desespero por la frustración de que no me entienda.

Sueño 2. Una ex amiga con quien terminé mi relación por abuso verbal y asedio sexual y yo vivimos jutnas en un edificio muy antiguo en el centro de Ciudad Juárez. En ese edificio viví con mi familia cuando la conocí, a principios de los años 90. Ella me pide perdón y yo la ignoro. Aparece una amiga que ella me presentó, con quien continúo la amistad.


Sueño 3. Mi hijo me enseña una herida en la parte superior izquierda de la espalda, en el músculo entre el hombro y el cuello. Es una herida profunda pero no grave. Le digo, que si qué le pasó y no me dice nada. Estamos después en un hospital y una enfermera de recepción, vestida de blanco y con su cofia en la cabeza sale a revisarlo y le descubre el estómago. El ombligo de mi hijo se ve grande  como de una pulgada, pero deshecho, como perforado por algo y en las orillas se ven restos de piel rota. Yo lo veo y pienso "fue abusado... nooooo!!!" luego la enfermera me dice: "Es el ombligo equivocado"

viernes, 30 de diciembre de 2011

La hipnosis

Este es un personaje que será central en mi próxima novela gráfica. No se si llamará Bruhilda, Brunilda. Cuánta belleza hay en ella, quien se dice él cuando le conviene. Y no me refiero a belleza física que promueven los medios. Me refiero a que es un personaje que ha dejado huella en mi vida como uno de los más interesantes, entre quienes más me han confundido, conmovido y enfurecido.
No sé si está enferma de la cabeza o realmente es una persona totalmente corrompida al punto de hacer un daño sin límites a la gente con quien se cruza. Mi hijo, de 4 años, cuando llegó ella,  comenzó a incomodarse por su presencia, empezó a hacer una rabieta marca demonio, gritando constantemente. Mi hija, de 12 años peleó durante un buen rato con él. La brujilla le señaló una bolsa de carbón para asador rota, de la cual los cubos de carbón se escapaban y desparramaban por los espacios de la bolsa. Los colores eran exactamente los de un tigre, se los señaló al niño y le dijo

–¡Ay viene un tigre!
a lo que el niño le contestó:
–¡¡No le tengo miedo al tiburón!! contestó en tono amenazante.

A él por alguna razón no le gustaba mi amiga y siempre que llegaba me hacía rabietas descomunales.

Yo en tono de reclamo le dije:
– Ya no lo estés asustando.
– Él  trajo al tiburón. (contestó)

Después de un rato de escándalo se calmó.
Nosotras en el patio trasero, empezamos la travesía a la Cuarta Dimensión...

Vamos hipnotizarte y sanarte a través de eso. Si me preguntan porqué me presté a eso, ni yo misma sé la  respuesta. En aquel momento no entendía muchas cosas. y así estuvo la cosa.
Ese día preparé un mole que me había traído de Oaxaca, ella me lo trajo. Hice unas enmoladas y compré un vino que traía a un felino en la etiqueta de color amarillo. Ella trajo otro, y dijo que invocaríamos a los espíritus de la savanna, o salvajes o no me acuerdo que... algo así.

Era una tarde de verano, muy cálida, el patio tiene dos viejos árboles, retorcidos y cuyos nudos constatemente, alimentados por mi imaginación, me miran con curiosidad. La mitad del terreno lo constituye una alberca en forma de riñón que cada verano es el centro de atención y convivios familiares en donde llega mucha gente a compartir conmigo y con mis hijos. Tiene un barandal negro de metal que puse a propósito para evitar que mi pequeño cruce hacia el área de la alberca.

Comimos como a las 6 de la tarde, tomamos una botella. Al inicio de la otra, –ya casi noche todo el mundo se había calmado. Ella empezó a contar y me dijo relájate...bla bla bla...  y yo pretendí relajarme. Yo sentada a la cabecera de la mesa, en el lado angosto de la mesa rectangular, ella frente al lado ancho. Yo vestía unos shorts y una blusa de tirantes de espaguetti, azul. Ella vestía una falda corta tipo cargo,  y una blusa de  color claro, beige.

En un momento dado, por el rabillo de ojo visualicé una hielera de color azul al lado derecho, que estaba sobre una mesa de fiesta. Yo la empecé a visualizar como una pantalla azul, como la de la televisión, cuando no tiene CD y el color era muy vibrante.
Alrededor de mis ojos, o más bien, de mi área visual, frente a mi, o sobre enfrente de mi, una nube, de forma ovalada color gris, como humo gris, y le dije:
– veo como humo gris.
– ¡¡¡Es el puente!!!, me contestó, – es el puente que te llevará al subconsciente, Crúzalo!!! Te veo como una bruja, blanca con los ojos rojos!! Oh no sabes lo que estoy viendo!!! ¿Le seguimos?
– ¡¡¡No, tengo miedo!!! (Ni madres, que miedo iba a tener)
Se levantó y me abrazó, yo ya no sabía la manera de quitármela de encima, Después de tantas veces que me había dicho que tenía que darme un beso en la boca, para poder sanarme. Me abrazó y me puso sus flácidas glándulas mamarias en mi mejilla. Olía a grasa, horrible. Yo estaba sentada en la silla, pretendiendo tener miedo. Con mi cabeza inclinada hacia abajo y los hombros encogidos. Hasta que por fin se retiró. Me dijo que veía muchas cosas malas en mí. Nunca le creí porque nunca fue clara. Pienso que tal vez creía que yo creyera que yo realmente era un ser abominable, cuando a lo mejor era lo contrario, ella era la abominable. Nunca me convencieron sus visiones, pero con extraña fascinación e ignorancia me gustaba oirlas.

Y así transcurrió la noche, durante un rato seguimos platicando y me decía que porque la miraba así, que mis ojos tenía un brillo especial. Pero lo que yo veía era que se estaba retorciendo muy extraño, su cuerpecillo sin cintura y con senos bastante flácidos se movían como un reptil, ondeando hasta llegar a sus semi obesas piernas que el sedentarismo y la falta de ejercicio poco a poco iban deformando y transmutando a una asquerosa masa deforme como una piel de naranja magnificada.
Se retorcía y me decía a la par que estaba teniendo un orgasmo, que estaba teniendo un orgasmo tántrico. Y me enseñaba la ropa interior con cinismo. Yo sólo la observaba.

Cuando el supuesto orgasmo pasó su pelo cambiaba de forma constantemente, de estilos cortos lacios a ondulados a medio crecer hasta caireles donde las estrellas brillaban. le pregunté:
– Oye estoy viendo que tu cabello cambia de estilo, así como aquel video de Michael Jackson donde cambiaban las caras de los personages, que fue toda una innovación. Me dijo:
– ¡¡Ah!! es que estás viendo mis vidas.
Y yo :
–––¿? Mi mente se quedó en blanco, cada vez la entendía menos.

¿Era yo la que veía?. ¿O era yo quien me veía en ella? Y ¿era ella quien se veía en mí? Ella es la bruja blanca. O la enana, como le decía a otra amiga. Ella era todo lo que pretendía que nosotros fuéramos.

Era muy triste para mi ver la intención de tremenda mentalidad tan llena de mezquindad.

No sé en qué momento se llegaron las 4:30 am y la invité muy cordialmente a que se retirara.

Esta persona constantemente me mencionaba el consciente colectivo y yo ignorante, solo dejaba caer el maxilar inferior cada vez que empezaba a hablar... Hasta que un buen día, abrí los ojos y me dije que no podía seguir viendo la vida a través de las interpretaciones de los demás y me puse a leer. y lo primero que descubrí es que ella se refería el "inconsciente colectivo" término creado por Carl Jung. Y ella siempre lo mencionaba, ignorante yo, que le creía todo. Pendeja y Perezosa mental yo, que por no leer, dejaba que ella me dijera tantas mentiras, no es su  culpa, es mi culpa. Ya lo entendí.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El descubrimiento : "si no fuera por mi, estarías gorda, viciosa y atorada..."

¿Qué ha pasado conmigo durante los tres recientes años? ¿qué he notado que sea diferente en mi en comparación a algunos años atrás? Una de las cosas que he notado, es que, me encanta cocinar, me encanta servir a la gente mis preparaciones, me encantan sus reacciones y me encanta saber y, confirmar que en la vida todo es física y química. He aprendido a tener una relación sana con la comida. He aprendido a aceptarme física y emocionalmente. Y, a considerarme como un a persona con talento. Y que si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mi. Por otra parte he descubierto que todos tenemos una relación positiva o negativa con lo que nos rodea, en este caso la comida. Esa función fisiológica y esos derivados orgánicos que nos permiten subsistir, para muchos pasan desapercibidos en nuestro diario vivir. Otros tantos dan significados mágicos, curativos y hasta seductores a estos elementos de la vida.

La comida y el acto de comer funcionan tanto para la vida como para la muerte y la atracción o el control de los seres que habitamos este planeta. Es fascinante como se adhieren a nuestra cotidianidad que pasan desapercibidos. Somos lo que comemos, dicen por ahí.

Me doy cuenta de que en esta etapa transitoria de la generación de los 70s, muchas mujeres consideraron humillante cocinar y optaron por comprar comida rápida para sus hijos, como para ellas o sus parejas. Como si el acto de cocinar fuera exclusivo de la mujer. Curiosamente la mayoría de los restaurantes tienen cocineros masculinos. En mi opinión creo que es más bien la forma como hemos aprendido a cocinar. Como si fuera una obligación, en vez de una necesidad. Por otro lado el cocinar tiene un lado poético y emocional, lo cual lo convierte en una experiencia recomendable para todos y todas.

Otras mujeres —y hombres descubrieron que cocinar es lo mejor para una buena salud. Que es mucho más barato, divertido y saludable crear nuestros platillos que comprarnos en los restaurantes. Y eso se ve reflejado en los tipos de gordura que sufren los cuerpos de las nuevas generaciones. Las hormonas y conservadores de los alimentos procesados hacen estragos que resultan en figuras humanas mórbidas, caricaturezcas. Algunas personas se enorgullecen de no  cocinar, lo consideran una humillación y ahí están las consecuencias: envejecimiento prematuro, figuras mórbidas y organismos con menos rendimiento, tanto biológico como académico.

En relación a como aprendemos a vivir la vida y como nos formamos una imagen de nosotros mismos, y también con la alimentación, durante toda una vida, en mi mente no existió otra imagen de mi misma que no fuera una mujer obesa. Si, yo me consideraba una mujer obesa. La estructura de una familia es igual que la estructura de una empresa, con sus respectivas posiciones y jerarquías. Así como los niveles de competencia son evidentes desde que se forma la pareja, después eso continúa con los hermanos y hermanas. Dentro de esta estructura, me hicieron creer dentro de mi familia que era obesa y fea, y se los compré. La comparación con mis hermanas fue irremediable. Crecí en una familia con diez hombres y cuatro mujeres. Yo, la décima, la menor de las mujeres. Mi hermanas son 8 y 10 años mayores que yo. Siempre hubo una distancia enorme entre nosotras en cuanto a nuestras personalidades, temperamento y por supuesto un conflicto generacional que constantemente nos contrariaba.

Eramos cuatro, cuando yo nací. Luego murió Martha en un accidente automovilístico y Lety tomó las "riendas" de la posición de hermana mayor. Lety es una mujer de piel blanca y nació con personalidad de princesa. Su cuerpo es curveado. Su carácter es muy dulce, en contraste con su temperamente que es muy fuerte. Silvia, es todo un  caso, delgada, alta, en su juventud fue conocida como Barbie, por poseer 53 centrímetros de cintura alrededor de toda la ciudad de Chihuahua. Era muy atractiva y lo sigue siendo. Y, es increible que una mujer que físicamente ha sido tan agraciada por la naturaleza, haya sido tan insegura.

Un día, hace algunos meses me contó que ella me envidiaba porque todas las cuañadas decían que yo era la más bonita, para darle la contra a ella. Nunca consideré que mi persona pudiera ser objeto de envidia.¡¡Qué revelación!! No me envidiaba porque era bonita, sino porque otras personas "decían" que yo era bonita. No se si ser envidiado es bueno o malo, pero puede echarle a perder la vida al envidiado cuando la persona que envidia lleva a la tercera dimensión su resentimiento con la vida por no tener las cualidades que le atribuye a quien se envidia. Yo aprendí que la envidia era mala, y como yo quería ser buena, pues me tragaba mis sentimientos de envidia con tortillas de harina y coca-cola.

Cuando yo era una puberta ellas ya eran mujeres adultas. Eran muy populares. Lety muy sociable, Silvia muy reservada. Competían mucho entre ellas. Y competían conmigo. Lety era la cocinera y prácticamente se convirtió en la mamá de la familia, era quien asistía a las juntas, motivaba, regañaba. Recuerdo varias palizas cuando llegaba a desobederla. Creo que nunca la desobedecía por rebeldía, sólo cuando algo me parecía injusto. Y, curiosamente, Silvia que era perfecta, también envidiaba a Lety porque pensaba que mis padres la querían más por ser de piel blanca. A su vez, lety buscaba también el estrellato por la cintura más pequeña, como la de Silvia.

Mi padre, "mi 'apá" como todos nos dirigimos hacia mi padre, trabajaba en el ferrocarril, de donde se retiró después de 30 y tantos años de servicio. Salía de viaje y duraba días fuera de la casa. Mi mamá y mis hermanas siempre le cocinaban todos esos días. Tortillas de harina, guisados con carne, frijoles papas y café instantáneo componían la reserva de alimentos que se mandaba en una lonchera hecha de metal perforado, construida por ellos mismos, algo así como una caja de herramientas, pero para víveres. En nuestro medio, la mujer siempre  cocinaba y se encargaba de todas las cosas del hogar.

Hace más de 20 años mi padre está retirado del ferrocarril. Pero fue toda una época memorable sus actividades en su lugar de trabajo. Crecimos mis hermanos y yo en un territorio del norte de México que comprende desde el estado de Chihuahua a Los Mochis, Sinaloa, viendo los paisajes de la Sierra Tarahumara durante toda nuestra niñez, paseando nuestra sangre Tarahumara y española en el tren Che-Pe, nuestros pies veloces de Rarámuri, como el grupo indígena se hace llamar a sí mismo, recorrieron a lo largo y ancho los paisajes mexicanos del noreste de México.

Es costumbre ancestral cocinar las tortillas de harina de manera tradicional, amasar la masa, extenderlas con manos y palote, así como hecharlas al comal. Grandes como de 12 pulgaadas de circunferencia, perfectamente redondas y blanditas. El aroma que se desprende cuando caen en el comal es inconfundible y seductoramente atractivo, pero estaba prohibido terminantemente que tomaramos una antes de que se juntara el montón, decía Lety, "no rinden".

 Un buen día, tratando de ser distinguida en mi ambiente familiar, se me ocurrió hacer las tortillas de harina para soprender a mi padre. Amasé la masa, las extendí, las cosí y las puse en el tortillero. Cuando llegó mi padre, le quise dar la sorpresa y la sorprendida fui yo al escuchar el disgusto que le provoqué cuando las vió: estaban duras y chuecas. Se rieron durante días y meses, se han reido durante años. Yo, jamás siquiera he intentado volver a hacerlo. Para qué, ya las venden hechas. No nací para eso. No se me da. Estoy muy limitada para las cuestiones culinarias, pensé siempre.

Éramos tantos que a veces no alcanzaba comida la mayoría de los días. Comía lo que hubiera, creo que no recuerdo qué comía en días comunes, recuerdo las sopas, las enchiladas, el chile con queso, el caldo de res y de pollo. Pero en las fiestas los platillos son los tamales, el pavo y los frijoles Puercos en Navidad y la Fiesta de Año Nuevo. Pero creo que mis problemas con la comida, mi mala relación con los alimentos se dió primero porque a veces no alcanzaba a comer, porque cuando intenté cocinar fui duramente criticada y porque era muy duro que te dijeran que tenías que hacer las cosas porque era mujer. Porque, realmente nunca he sido una mujer obesa. He estado excedida diez kilos de mi peso normal la mayor parte de mi vida. pero obesa, nunca, a excepción de cuando di a luz a mi segundo hijo, pesaba 83 kilos.

Pero había pasado por un estado de coma donde tuve suero durante más de 3 o 4 días. Te ponen suero en los hospitales para introducir por ahí las sustancias como antibióticos para que entren al torrente sanguíneo, al momento mismo de su introducción a tu organismo. Fui diagnosticada con diabetis. "big mistake" (nada más falso). El suero provocó el alza del azúcar en mi organismo. Desapareció con el tiempo y, sólo me quedó la gordura que se niega a emprender la retirada, después de un atracón de 9 meses donde comes a tus anchas motivada por el hecho de que llevas un bebé dentro de tí. Cuando lo recibes –al bebé, se supone que al amamantarlo y empezar a corretearlo cuando da sus primeros pasos, te permite deshacerte de esos molestos y humillantes kilitos, objeto de burla del universo donde me he desenvuelto todos esto años. Eso no sucedió y más kilos fueron acumulándose aunados a una severa depresión.

La razón del aumento de peso en condiciones normales, es el miedo. El miedo a la vida, la incertidumbre, el miedo a las posibles consecuencias al tomar una decisión que afecta a más de uno. El miedo a no tener dinero, el miedo a la muerte, el miedo a no ser aceptado socialmente, el miedo a que tus padres no te quieran como quieren a tu hermano, o hermana. El miedo a no ser el mejor. El miedo ocasiona ansiedad, la ansiedad pide comida, o narcóticos o ejercicio o arte, o una combinación de todo. O una consulta con un loquero, doctor, shamán,  bruja, psícologo o, quien quiera escucharte y te pueda brindar ayuda.

¡Que  caray! Chumí Chigórame –pseudónimo que puse a una mujer que se ganó mi enemistad, que significa Labio Ladrón en Tarahhumara, me dijo hace tiempo, después de casi cuatro meses de la ruptura de una amistad que duró dos años,  que si no hubiera sido por ella, estaría "gorda, viciosa y amargada / atorada", Me lo escribió durante una sesión de intercambio de insultos por correo electrónico. Además en otra ocasión me dijo que yo la "estaba embrujando con mi comida"¿ Qué tal? Es la tercera persona que me lo dice, además mi ex marido y un ex novio. Qué barbaridad pero como hay gente que se cree El Premio Mayor. Qué necesidad de embrujar a la gente.... No lo entiendo....
Entiendo que a través de la comida transmites tus emociones, el estado de ánimo, pensamientos... pero embrujar... Les recomiendo la película "Tha Ramen Girl"

Cuando empecé a socializar con ella, su comportamiento era enriquecedor. Ella hablaba de cosas positivas. Ella venía a dar un mensaje alentador cada vez que nos veíamos, y eso sentía yo, eso me reconfortaba. Yo se que venía a dar un mensaje porque me decía lo que yo quería escuchar. Yo necesitaba un héroe, un salvador, mi Mesías. Y ahí estába ella, dispuesta a ser mi guía, quien me sacara de la perdición, quien me "desatorara" Muchas veces durante mis once años de matrimonio, en mis momentos de divagación pensaba que sería formidable estudiar una maestría. Que sería fabuloso hablar/perfeccionar el inglés. Que sería fantástico lograr el sueño americano.... Que sería bueno hacer tantas cosas, que cómo me gustaría conocer más, saber más... Ella no lo puso en mi mente... como se jacta de manera arrogante. ¿Porqué querría yo embrujar a una mujer?

Una de las causas por las que personas vulnerables caemos en las garras de charlatanes es porque ellos nos dicen lo que queremos oir. Ellos aprenden el arte de la manipulación. Ellos saben que habemos muchos seres humanos que en un momento de nuestras vidas perdemos la Fe. Saben que habemos personas que somos libres, que no creemos en el Dios que creen quienes están afiliados a una religión desde temprana edad, quienes unos padres seguros o a lo mejor con miedo, les programaron en su cerebro la creencia de una deidad, de un Ser que cargaría con sus pecados o los perdonaría o vendría a perdonarlos o, los haría libres de sus debilidades humanas a través del rezo, meditación, desintoxicación o lo que sea necesario.

Las redes sociales se han vuelto una terapia para los seres enfermos del alma, pero también un arma de dos filos para quienes no poseen o no saben sobre inteligencia emocional. A estas alturas y con lo avanzada que está la comunicación, es fácil revelar los detalles del inconsciente. Vivimos a través del inconsciente virtual. En las redes sociales vomitamos el contenido de nuestra mente. Hay mucha gente leyendo nuestros mensajes y nuestras vidas. Mientras un día ponemos fotitos de nuestra vida perfecta, platillos, viajes, amigos amigas, familia, días después somos los seres más desolados del Universo. Las redes sociales nos han permitido conectar con aquellas personas que quedaron grabadas en nuestra psique en nuestras épocas determinantes, niñez-primaria, adolescencia-secundaria-primaria, inicios dela edad adulta-universidad. Y ahí están ellos para leernos. No existe una sola persona que no haya sido expuesta en este medio. Todo el mundo cae un día u otro. Todo el mundo revela su lado obscuro en estos "lugares virtuales de reunión". Unos intentan salirse,  y lo hacen, pero regresan. Otros exponen toda su inmoralidad, sus vicios, su perfecciones, su ruindad, sus pretenciones obscuras. Otros las leen y hacen ficción en base a las vidas de los demás... ah! no, son sincronismos...

Pues que bien que mi amiguita me quitó lo gorda, (a lo mejor ella hace ejercicio y cocina por mi), lo viciosa (eso si no lo entiendo, pero bueno, si me quitó los vicios que según ella dice tengo pues bravo!!) y atorada, ¿Me desatoró?, "desamargada", ¿ella me quitó lo amargada? Ah! pues que mujercita tan poderosa.... Lo interesante aquí es porque ella está gorda, vieja, amargada y atorada... en sus términos. ¿Porque no aplicará su filosofía en ella misma...? ¿Qué chistoso no? Ah!! Pues yo creo que los intercambió... ahora ella es la que tiene esos demonios... se los comió. Risible la espiritista y sus causas....

martes, 4 de octubre de 2011

Catarsis.

¿Qué tal? Ahora la tecnología me está invitando a compartir en el ciberespacio mis vivencias. Pues he de decir que siempre quise tener una vida normal pero ahora me doy cuenta de que eso es imposible. Y empezaréa compartir con quien quiera, esta aventura que es la vida. En donde siempre me había lamentado por no ser como las demás personas. Pero qué bueno, porque ahora tengo algo que decir y se los iré compartiendo como vaya haciendo catársis en mi  cabeza loca.
Esas voces que un día me aturdían pidieron salir en el vehículo de la tinta y las letras. Aquí están con música y visión proporcionada por los lectores. Gracias por sus visitas.

Attentamente:

La ezquizofrenia disfrazada de humana con máscara de artista.