viernes, 27 de enero de 2012

De regreso de la muerte. San Lázaro me quedó corto.

Cuando di a luz a Víctor, emn el 2007, tuve un accidente por negligencia médica. La doctora Yolanda Montes, quien me atendió en el Hospital Providencia en la ciudad de El Paso, dejó partes de placenta en mi útero. A los once días de nacido mi bebé, a las tres de la mañana del día 17 de noviembre me levanté como desesperada, me dio como un tipo de ataque de hiperactividad. No podía dormir y se me ocurrió lavar los trastes. Había cocinado menudo el día anterior así que empecé a limpiar y limpiar. Terminé y me regresé a la cama. Empecé a temblar, estaba arrojando mucha sangre por la vía vaginal. Le dije a mi esposo que algo estaba mal, tenía mucho frío. No me dolía nada y le sugerí que me llevara al hospital. Levantamos a los niños y nos subimos a la camioneta. Una Explorer 2007 que acabábamos de comprar. El color beige de los asientos fue todavía cubierto por el plástico original con que estaba cubierto el día que la sacamos de la agencia. Me senté. Durante el camino iba pensando qué podía estar pasando.

Ingresé al hospital y me dijeron que mi matriz estaba sucia. Que tenía sceptisemia. Me llevaron rápidamente a la sala de cirugía donde limpiaron mi órgano maternal. La sangre no se detenía. Cuando cerraron la herida, la enfermera notó que mi vientre temblaba, la sangre no paraba y tomaron la decisión de extirparme el órgano. Mis posibilidades de ser madre otra vez terminaron esa fría madruga de noviembre. Cuando desperté fue impresionante. pensé que había muerto porque mis ojos estaban cubiertos por cinta adherible, mis manos amarradas a unas tablas o algo así. Parecía crucificada. No podía ver nada y no me poodía mover. "Ya habré  muerto?" me pregunté. Tenía un tubo adentro de mí que me permitía respirar. No oí nada, no pude ver nada. Horas, días después, no se cuanto tiempo pasó, pude ver mis manos mi cuerpo otra vez, Retiraron la cinta adhesiva de mis ojos y el tubo, pude respirar otra vez por mí misma. Mi esposo estaba ahí. Le pregunté que había pasado. Me contó la historia. Yo lloré no se porqué. Él apareció una que otra ocasión. la mayor parte del tiempo estuve sola durante 5 o 6 días. Mi familia empezó a circular. Llegó mi mamá y lloró a mi lado. Luego mis hermanas. Lloré y lloré durante muchas horas, Luego llegó mi suegro, quien me veía con mucha ternura. Mi papá, Lorenzo, mi hermano mayor y su familia; mi hermano Lalo y su esposa, los dos doctores, quienes, cuando estaba inconsciente se encargaron de explicar a mis padres qué era lo que estaba pasando y porqué estaba conectada a esos tubos. Mis hijos no podian subir a verme al cuarto o quinto piso donde me hubicaron en terapia intensiva.por ser menores de edad. Sólo los veía por la ventana.

Fue un momento extraño de mi vida. Estuve a punto de morir. El doctor me dijo que era yo muy afortunada y lo fui, creo. Pude estar con mis hijos otra vez. Mi matrimonio se fue de pique. Él no trabajaba y me sugirío un día de mi convalescencia que podíamos demandar y me dió mucho coraje "estaba pensando que con lo del desempleo y lo que ganemos de la demanda podemos vivir un tiempo" Me indingé, le grité que era un mediocre, qué como en ése momento podía estar pensando en demandas o vivir de una demanda cuando estabamos en esa situación. Yo tenía un buen trabajo, era co editora gráfica del periódico en español de la empresa periodística de ese tiempo, El Paso Times. Pero estaba incapacitada por el nacimiento del bebé y estaba ganando el 66 por ciento de mi salario. Ya teníamos mucho tiempo batallando porque a él le daban crisis de nervios constantemente y cambiaba de trabajo una y otra vez. Ya estaba muy  cansada de la situación y entré en un estado depresivo muy profundo.

Esos estados depresivos son constantes de repente mi vida no tiene sentido. Sólo un sentimiento de tristeza y amargura invade mi vida y no hay nada que lo pueda evitar. Repentinamente se va y me desposee, y mi vida se vuelve feliz el optimismo se refleja en todas las paredes, se respira en el aire, me envuelve con mi ropa, lo veo en el monitor de la computadora o en la televisión. Siempre ha sido así, pero antes no los detectaba como una enfermedad, los atribuía a algún suceso o los descargaba en quien estuviera más cerca. o, si estaba sola platicaba con el suicidio, trataba de seducirme pero las caritas de mi hijos impidieron que diera fin a esa vida sin sentido. Dice una amiga illustradora que cuando uno está deprimido es porque traes algo que quiere salir de tu mente y no logras sacarlo, es como estar embarazada y no dar a luz. Y entonces ahora me pongo a escribir y decir con estas líneas lo que me viene a la mente, tal vez tome forma de libro.

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