miércoles, 31 de diciembre de 2014

Maquillaje


delineador negra que cubre el llanto del niño abducido en el nosocomio de las comas psiquiátricas Corrige  las ojeras del tiempo que tortura el peso del recuerdo Rojo carmín para cubrir las huellas labios de un infinito de besos olvidados y no dados en el cajón de Victoria cerrado con la llave del almizcle en Rubor durazno sobre el pómulo golpeado por la traición púrpura en la calle amistosa de la bofetada propina Polvo(s) que cubren el brillo natural de la piel del mañana en acabado mate que mata la frescura y tiende a acumularse en el surco del tiempo Imperdonable Máscara a prueba de lágrimas de la más cara para prevenir la caída del remordimiento en la ventana del alma encendida cuya apertura es ciega a la luz y la obscuridad de la experiencia marcada en la fisura salva la cicatriz soldada con disparos coágulos de colágeno, inyecciones de baby colágeno, puñaladas de ácido hialurónico y estapmpados de ácido glicólico en la piel de los pensamientos

Malena Villar.
Filos de fugacidad femenina.

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