jueves, 23 de agosto de 2012

Una y otra vez.

Hola, ya te vi, ya te sentí ya se que estás aquí otra vez dentro de mi queriendo ser tridimensional. ¿A qué vienes, qué es lo que quieres y qué ventaja obtengo de darte forma?

Vienes en el momento más inesperado cuando tengo tantas cosas que hacer. Llevar al niño a la escuela, hacer mi lonche para el trabajo... trabajar. Esas ocho horas durante las cuales rento mis talentos y conocimientos al monstruo del capitalismo.

Vienes y me posees, diriges mi actos e intervienes en todas mis emociones. Caray, ya ni el café me dejas disfrutar. Dejo al niño y tomo el rutinario camino de todos los días y tu sigues ahí pidiendo atención. Eres un ególatra, egoista.

Una y otra vez estás aquí. Quieres toda mi atención y me encarcelas en tu cosquilleo. Eso no es gracioso, aunque te burles y te metas donde no debes. Luego te posas en mi espalda y ahí estás. Y ay ando un buen rato como el Pípila, cargando contigo.

¿Sabes qué? Ya deberías de ponerte a dieta. Estás muy heavy. Y pa'ndarte cargando todo el día, pues como que no compiaciuto. Sólo esas pequeñas partículas blancas y dulces pueden contigo. Si no fueras tan golosa...

Empiezo este escrito y suavemente empiezas a retirarte. Déjame en paz, que tengo mucho trabajo. Tengo que concentrarme y es muy temprano para que estés aquí dando lata.

Buscas vehículo humano, figura de Éter. Parásito de la vida. Déjame un rato sola, en unos días te compartiré con el alcohol, más tarde con el cigarro. Pero en este momento mi té verde es descafeinado. ¡Así que aquí no tienes cabida!

¡Buen día!

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