lunes, 7 de mayo de 2012

LA TRANZA DE LOS CASCABELES

Erase un ente que habitaba en la obscuridad de la Galaxia Z. Un día en su nave cuadrada visualizó a lo lejos una esfera de color azul. Quedó encantadoa con la hermosa gama de colores azules, desde el puro pigmento cian hasta el, índigo que en movimientos circulares se mezclaban para formar otros miles de variados tonos. Atraído por la variedad e intensidad de los colores decidió visitar esa hermosa creación única en el sistema solar y en todas las galaxias que había explorado a través de sus sofisticados aparatos de contemplación. Descubrió que desde la forma más pequeña hasta la forma más grande eran esferas con unas espirales adentro que contenían toda la codificación informativa de cada objeto, de cada cosa que vivía allí. Viven, Vida.
Explorando observó que había unas creaciones cúbicas donde habitaban unos seres constituidos de manera compleja que salían y entraban en los mismos períodos, en la época luminosa y en la época obscura. Y que esos seres se reproduciían y creaban al contacto, seres exactamente iguales a ellos. No pudo má con la curiosidad y bajó hacia la superficie del planeta azul.
Allí bajó de su nave cuadrada y se dispuso a conocer el mundo. Empezó a transportarse de un lugar a otro y de repente se topó con una mujer, quien al notar su presencia corrió velozmente emitiendo sonidos ininteligibles para el habitante del planeta Z. Sintió  curiosidad y caminó hacia donde la mujer corrió y se introdujo en uno de los cubos.
Estos estaban divididos en partes que correspondían a una función específica de los sereshumanos y en sus paredes tenían colgados objetos entre pinturas, esculturas, santuarios y vió algo que reflejaba lo que estaba enfrente. Se acercó y su imagen se reflejó. Sintió algo extraño a ver el color gris, las ventanas profundas y obscuras de una esfera posicionada sobre el cuerpecillo. los orificios en la mitad de su cara y la hendidura en la parte inferios. Se miró con curiosidad, se observó, sin saber que era élla.
Alguien lo observaba pero no notaba de donde venía la frecuencia.
Un bebé de tres años y cabello rizado con ojos curiosos veía al ente, mirarse al espejo. Sus miradas se cruzaron. Se preguntó porque este ente, aunque un poco más pequeño que los otros, no había corrido al notar su presencia.

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